BLEACH

Bleach es originariamente un manga de Tite Kubo, pero lo que voy a comentar aquí es la adaptación al anime de Noriyuke Abe.
Mezcla muchas facetas de los clásicos animes japoneses: humor, acción, mitología y violencia.

Bleach nos sitúa en Japón, donde un chaval llamado Ichigo Kurosaki, que es capaz de ver fantasmas, conoce a una Shinigami, Rukia Kuchiki. Ésta lo introduce en su mundo, donde existen los Hollows, que son almas que, incapaces de alcanzar su lugar (la sociedad de almas), se transforman en monstruos que se alimentan de otras almas. Los Shinigamis son los encargados de liberar a los Hollows y devolver sus almas a su lugar. Además, gobiernan la Sociedad de Almas y están organizados en una estructura militar.
Rukia se ve obligada en cierto punto a dar parte de sus poderes a Ichigo, que inconscientemente y debido a su alto reiatsu (energía espiritual, la fuerza de los Shinigamis) abarca todo el poder de Kuchiki. Así comienza Bleach, que es la historia de Ichigo Kurosaki y cómo va haciendose cada vez más poderoso derrotando a infinidad de enemigos, ya sean Hollows u otros Shinigamis.


Cada Shinigami posee una zampakuto, que es una katana con nombre propio y poderes diferentes según de cual estemos hablando. Las transformaciones de los Shinigamis se realizan a través de estas armas, y su poder depende de ellas y viceversa. El Bankai es la máxima expresión de poder de una zampakuto, cada una hace uno diferente, y para mi son de lo mejor del anime.


Mi relación con Bleach podría definirse de amor/odio. Hay veces que me encanta y otras que lo detesto. Quiero decir, cuando este anime se mete en materia es espectacular, con unos combates que recuerdan y mucho a Dragon Ball Z, y eso es aspirar muy alto. Pero muchas veces se atasca en su propio argumento, que no maneja con la fluidez que debería, ya que tampoco estamos hablando de un guion excesivamente complicado. Y no hablo de los capítulos de relleno, que eso es una tortura aparte. Una vez explicados los personajes y el universo, que es muy orgininal y detallado, el guion es tan simple como: estos son los buenos, aquellos son los malos, vamos a darnos de palos.
A pesar de esto, sigo viéndola hoy día. La culpa la tienen los combates y el carisma de los personajes. Las peleas son larguísimas, de varios capítulos, espectaculares como pocas. Además el anime consigue que estés deseando que éste se de de leches con áquel, quiero decir, el carisma y poder de muchos personajes hacen que quieras seguir viendo el anime sólo por cómo se va a arrear en algún momento con otro carismático personaje.

En resumen, gran anime de acción y combates, flojo en argumento; aunque engancha muchísimo en algunos puntos (sobretodo si te saltas el relleno, algo casi imprescindible) y casi merece la pena sólo por las tortas.