martes, 12 de julio de 2011

Transformers: El lado Oscuro de la Luna


Nunca he sido muy aficionado a esta saga. Lo cierto y verdad es que siempre había considerado la adaptación de los juguetes de Hasbro al cine una soberana chorrada.
Y no es que mi opinión haya cambiado, pero a esta tercera parte, con todos sus enormes defectos, le concedo una cosa. Es absolutamente espectacular.

Todos conocemos la filmografía de Michael Bay, y por tanto también sabemos a la perfección a lo que nos atenemos cuando nos sentamos a ver una de sus películas.
Esto es, un patriotismo desmesurado, humor fácil, explosiones, tiros, marines caminando a cámara lenta y mujeres explosivas.
Michael Bay es el director con más testosterona del planeta.

Dicho esto, quisiera repasar un poco la historia de esta saga.
La primera entrega no me convenció para nada. Simplemente no me tragaba la idea de robots alienígenas inteligentes que se convertían en vehículos u otros objetos mecánicos. Es algo bastante bizarro y me chocó demasiado en pantalla. Además nunca logré discernir si el propio Bay se tomaba o no en serio lo que estaba haciendo. Tan pronto veías a un robot machacando ejércitos como veías a otro comportándose como un adolescente aspirante a 50 cent.
Lo de la segunda fue de juzgado de guardia. Bay se desató y radicalizó su estilo humorístico, ofreciéndole mucho protagonismo y poca gracia, lo que nunca es bueno, claro está. Además ofrecía un argumento enrevesado, y para más inri, mal hilvanado, por lo que te desorientabas totalmente hasta quedar aislado, salvo el hecho de ver a Megan Foxx de aquí para allá y a robots gigantes zurrandose en diferentes parajes, urbanos y naturales.


Ya acostumbrado a los robots-coches parlantes, la verdad es que la tercera entrega es la que más me ha gustado, sin tirar demasiados cohetes, eso sí.
Michael Bay se quita la careta por completo en esta entrega y basa todo su esfuerzo en el puro espectáculo, con el formato 3D que le viene como anillo al dedo. A mi modo de ver es el director que mejor ha sabido aprovechar este formato, incluso por encima del propio James Cameron.

Transformers 3 empieza mal. Más o menos como la segunda entrega. Además, es completamente visible que a Michael Bay el argumento le importa un pepino. Se aleja de cualquier coherencia argumental y ofrece escenas extrañísimas que se alejan mucho de la película que quiere contar, incluso me gustaría preguntarle por qué introdujo al personaje de John Malkovich, que no tiene ni pies ni cabeza.
Un desastre que dura una hora larga. Desesperando al personal.
Pero lo curioso del asunto es que, tras este despropósito, la película alcanza el clásico clímax final de este género, y se convierte en una maravilla del cine de acción.


Bay se casca una hora larga de acción brutal apocalíptica. El tono del filme cambia casi por completo y todo se transforma en una extraña mezcla de cine bélico y de ciencia ficción muy potable.
60 minutos sin descanso en el que nos ofrece lo mejor de sí mismo. La acción que despliega en pantalla es simplemente brutal. Bay está como pez en el agua. Sabe manejar esto a la perfección, y no es fácil.
Las escenas del edificio y los paracaidistas dejan al personal de la sala totalmente fascinado.

Así que aquí está el dilema de Transformers 3. Que ofrece sin tapujos lo peor y lo mejor del famoso cineasta. Es hasta difícil seguir el argumento, por falta de coherencia y de interés, pero aún así disfrutas como un enano de la última hora de la película. Estas paradojas solo las consigue este director.




En cuanto a las interpretaciones. Pues por un lado tenemos a Shia Lebouf, que cumple con el papel que ya ha repetido tres veces, y tampoco se puede sacar mucho más de él. Estas películas son por y para los robots, no hay mucho hueco para el lucimiento del joven protegido de Spielberg.
Por el otro lado tenemos a la modelo de Victoria's Secret, que no actriz, Rosie Huntington-Whiteley, encargada de hacer olvidar a Megan Fox.
El nuevo fichaje está como un queso. Las cosas claras, actuar no lo se, pero lo que es llenar la pantalla lo hace a las mil maravillas. Además, Michael Bay se encarga de lucirla todo lo que puede. Parece estar diciéndote al oído continuamente: "Mira, está más buena que Megan Fox". Para que os hagáis una idea, la presentación de la chica en la película es un seguimiento en primer plano de su trasero en ropa interior, sin ningún disimulo por parte del director.
El resentimiento de Bay hacia Megan Fox es evidente. Además de eclipsarla con la espectacular modelo, le dedica un par de "caricias" recordatorias durante la película. Además, para darle la puntilla, Shia Lebouf declaró hace unas semanas que se estuvo acostando con ella durante el rodaje de la segunda parte, cuando ya estaba comprometida con su acual esposo. Los responsables de esta saga se han propuesto hundirla en el fango hasta que no quede ni su recuerdo. Y todo por su inocente comparativa de Bay con Hitler...

Para concluir, Transformers 3 es una película bipolar. Con lo mejor y lo peor de su director combinados para dejar una sensación agridulce. La de ver un despropósito argumental absolutamente espectacular.
Mi recomendación es ir a verla en completo 3D a la mejor sala posible, y una vez allí, desconectar el cerebro y disfrutar de un espectáculo enorme, sin necesidad siquiera de entenderlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta en Espacio00: